Referéndum no, representantes sí
Eso dicen ellos, los representantes. Nada de referéndum. Inaceptable. Eso "no pasará".
Ésos son los tonos de las declaraciones públicas de los empecinados en despenalizar el aborto en el Distrito Federal. Este servidor ha declarado en su método de hacerlo público que es factible, dentro de lo razonable, aceptar una legislación en ese sentido.
Y por si alguien no examinó con cuidado aquel razonamiento, lo repetimos aquí brevemente. Veamos.
Se despenaliza el acto de interrumpir el embarazo cuando el feto tenga 12 semanas o menos. A partir del primer segundo por encima de las 12 semanas, continúa siendo un acto penado por la misma ley. Esto quiere decir que sigue siendo un delito, como siempre lo ha sido, cuando se provoca la interrupción siendo el feto mayor de 12 semanas. Que no sea un delito ayuda a que si se decide usar como método para no interrumpir un plan de vida, por lo menos se correrán menos riesgos de salud.
Y aquí viene la división. Esto es muy interesante. Veamos.
Los representantes legislativos, esto es, los diputados de la asamblea del Distrito Federal forman una mayoría que está a favor de esa despenalización. Esta mayoría está formada por los partidos de izquierda y de centro-izquierda.
Hay una minoría de diputados que no la aprueba. Esta minoría está formada por el partido de centro o centro-derecha, según dicen los detractores.
Afuera de la asamblea están los representados. Esto es, los que fueron a las urnas y eligieron a los que ahora son diputados; son los que trabajan y pagan los impuestos que sirven para pagarles los sueldos a esos diputados. Ésos, están fuera de la toma de decisión. Se han expresado muchos de ellos con fuerza y por lo menos 4 encuestas afirman que más del 67% (por lo menos) no está de acuerdo con la medida.
Y esto es lo interesante. La decisión que van a tomar los diputados va en contra de lo que podría hacerlos más populares, no a favor. El bien que su legislación le puede proporcionar al país es mucho menor que el bien que le habría proporcionado al país la legislación a favor de la reforma fiscal del 2001-2002 que se negaron rotundamente a aceptar.
Y aquí lo que vemos está muy claro. La medida es un acto de burla hacia donde ellos piensan que más les duele a los que hoy tienen el poder formal y real en el país: los panistas. Aprobar la reforma fiscal habría resultado en un despegue de crecimiento monumental y eso habría beneficiado al país grandemente, pero también al panismo. Ellos prefieren que el país no progrese con tal de que el mérito de ese progreso no vaya a parecer que fue promovido por el panismo. De allí que la reforma fiscal, que ciertamente los habría hecho un tanto impopulares (por lo menos al principio) no fuera aceptada por motivo alguno.
En cambio, esos mismos dos partidos sí han procedido a promover que a toda costa se apruebe la ley que despenalizará el aborto de fetos de menos de doce semanas. Esto a pesar de que 1) los puede hacer menos populares y 2) no es de tan gran beneficio para el país como habría sido la aprobación de la reforma fiscal que se negaron rotundamente a aceptar.
Lo más factible es que un referéndum les daría una orden directa a los diputados de no despenalizar el aborto a ninguna edad fetal. Lo más delicado de esto es que las más agrias declaraciones de los diputados han sido en el sentido de que ellos no aceptarán referéndum alguno y que la ley será aprobada hoy a como dé lugar.
En otras palabras, no se consideran a sí mismos representantes de nadie. De lo contrario tendrían la simple decencia y cortesía de analizar el sentido del referéndum.
Esto se está poniendo muy serio.
Ésos son los tonos de las declaraciones públicas de los empecinados en despenalizar el aborto en el Distrito Federal. Este servidor ha declarado en su método de hacerlo público que es factible, dentro de lo razonable, aceptar una legislación en ese sentido.
Y por si alguien no examinó con cuidado aquel razonamiento, lo repetimos aquí brevemente. Veamos.
Se despenaliza el acto de interrumpir el embarazo cuando el feto tenga 12 semanas o menos. A partir del primer segundo por encima de las 12 semanas, continúa siendo un acto penado por la misma ley. Esto quiere decir que sigue siendo un delito, como siempre lo ha sido, cuando se provoca la interrupción siendo el feto mayor de 12 semanas. Que no sea un delito ayuda a que si se decide usar como método para no interrumpir un plan de vida, por lo menos se correrán menos riesgos de salud.
Y aquí viene la división. Esto es muy interesante. Veamos.
Los representantes legislativos, esto es, los diputados de la asamblea del Distrito Federal forman una mayoría que está a favor de esa despenalización. Esta mayoría está formada por los partidos de izquierda y de centro-izquierda.
Hay una minoría de diputados que no la aprueba. Esta minoría está formada por el partido de centro o centro-derecha, según dicen los detractores.
Afuera de la asamblea están los representados. Esto es, los que fueron a las urnas y eligieron a los que ahora son diputados; son los que trabajan y pagan los impuestos que sirven para pagarles los sueldos a esos diputados. Ésos, están fuera de la toma de decisión. Se han expresado muchos de ellos con fuerza y por lo menos 4 encuestas afirman que más del 67% (por lo menos) no está de acuerdo con la medida.
Y esto es lo interesante. La decisión que van a tomar los diputados va en contra de lo que podría hacerlos más populares, no a favor. El bien que su legislación le puede proporcionar al país es mucho menor que el bien que le habría proporcionado al país la legislación a favor de la reforma fiscal del 2001-2002 que se negaron rotundamente a aceptar.
Y aquí lo que vemos está muy claro. La medida es un acto de burla hacia donde ellos piensan que más les duele a los que hoy tienen el poder formal y real en el país: los panistas. Aprobar la reforma fiscal habría resultado en un despegue de crecimiento monumental y eso habría beneficiado al país grandemente, pero también al panismo. Ellos prefieren que el país no progrese con tal de que el mérito de ese progreso no vaya a parecer que fue promovido por el panismo. De allí que la reforma fiscal, que ciertamente los habría hecho un tanto impopulares (por lo menos al principio) no fuera aceptada por motivo alguno.
En cambio, esos mismos dos partidos sí han procedido a promover que a toda costa se apruebe la ley que despenalizará el aborto de fetos de menos de doce semanas. Esto a pesar de que 1) los puede hacer menos populares y 2) no es de tan gran beneficio para el país como habría sido la aprobación de la reforma fiscal que se negaron rotundamente a aceptar.
Lo más factible es que un referéndum les daría una orden directa a los diputados de no despenalizar el aborto a ninguna edad fetal. Lo más delicado de esto es que las más agrias declaraciones de los diputados han sido en el sentido de que ellos no aceptarán referéndum alguno y que la ley será aprobada hoy a como dé lugar.
En otras palabras, no se consideran a sí mismos representantes de nadie. De lo contrario tendrían la simple decencia y cortesía de analizar el sentido del referéndum.
Esto se está poniendo muy serio.
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