Ahora tenemos las profecías Dresser

También es conveniente leer el mensaje que le dirigí a la señora Dresser en días pasados.

Es digno de verse, palabra por palabra, el vídeo que sigue a continuación. Pero es importante antes de hacerlo, entender algunos detalles relativos a la personalidad de Denise Dresser.

Prosa perfecta con agenda integral. Su lenguaje es un poema y nos puede cautivar. Sin embargo, en el fondo, Denise Dresser tiene una agenda: la venta de su producto, que ahora es "México". No sería nada malo que todos los mexicanos compráramos el México que ella propone: libre de corrupción, de monopolios, de presupuestos para educación pésimamente aplicados y corruptamente utilizados, de privilegios por el influyentismo y el nepotismo, el petrolerismo y el proteccionismo.

El México ése que describe coincide, a nuestro modo de ver, más exactamente con el México visualizado por Felipe Calderón que por Andrés Manuel López Obrador. En varias ocasiones durante su discurso, la politóloga habló de la formación de un "México de empleados" en vez de un "México de emprendedores". ¿Alguna vez escuchó la dama Dresser algún discurso espontáneo de Felipe Calderón? No hubo uno solo en el que no se refiriera al "México de ganadores", que ella también alaba y solicita hoy, "pero" (le añade) "más ganadores". ¿Será que nos perdimos la parte de los discursos de Calderón en la que limitaba a los ganadores?

Lo más curioso es que López Obrador fue el candidato deseado por Denise Dresser. Lo extraño es que toda la dinámica política de López requiere de un México de empleados, porque el producto que vende López Obrador es "protección a los débiles", en tanto que el producto que vende Calderón hoy y ha vendido siempre el PAN, es un México de hombres fuertes que no necesiten de un gobierno paternalista defensor de débiles.

Todos sabemos que realísticamente hablando, está muy difícil que nuestro país (o cualquier otro) sea un país exclusivamente de "emprendedores". La competitividad entre todos ellos haría la vida imposible. Lo que sí necesitamos es un verdadero ambiente de competencia, en el cual sea posible que vean premiados sus méritos las personas que efectivamente los tengan, en vez de que sean los parentescos o los compadrazgos los que permitan el camino hacia el triunfo personal. El régimen propuesto por López Obrador y la actitud del hombre mismo (otrora candidato de Denise Dresser), resultaría en la cancelación definitiva de cualquier mérito económico empresarial. Para López y en su momento para la señora Dresser, (ahora parece haber cambiado un poco), en México no es posible ningún triunfo empresarial que no se trate de monopolio protegido o parentesco disimulado.

Y Denise Dresser, a pesar de su aparente alto grado de racionalidad (con el bellísimo adorno de una prosa que raya en la poesía) aún continúa insinuando que la elección del 2006 fue un "fraude", por las razones "que sean", entre ellas también que la "clase empresarial" haya opinado. Una razón más para evitar el triunfo económico: si lo logras, pierdes un poquito de tu derecho a expresarte. Es decir, sí puedes expresarte, siempre y cuando los que te escuchen sean "pocos". Cuando sean muchos, entonces ya no puedes: necesitas ser un partido político y tener permiso expreso del IFE.

Hoy yo, y espero no quedarme sólo en esto, por lo tanto, creo que con muchos de acuerdo conmigo, reitero que el proceso electoral y todos los aspavientos objeto de molestia, no fueron en forma alguna procesos para solidificar un triunfo obligado. Unos meses antes de las elecciones, quizás un año, Vicente Fox declaró en los Estados Unidos que "el péndulo hacia la izquierda podría ser el turno de México próximamente". Fox y Bush sabían que ésa era una posibilidad, al igual que el resto de los mortales mexicanos o extranjeros. Algunos de nosotros temblamos cuando pudimos vislumbrar que el margen era muy pequeño, sencillamente porque no confiamos en el modelo propuesto por López Obrador, en el cual, si triunfas eres sospechoso de contubernio de algún tipo, mientras que si no lo haces, tienes "la protección del sistema".

Hoy Denise Dresser ha moderado su alabanza al profeta e incluso menciona, por ejemplo, de parte de China, el "mérito" en ese país, de hacer públicas enseñanzas y promoiones para tomar conciencia de la globalización, en vez de organizar manifestaciones para combatirla.

Un sistema democrático integral, como el que parece ella proponer, permite que los más eficientes logren consolidaciones más rápidas y exitosas. El problema es que esos triunfos jamás serán bien vistos por quienes consideren que "sólo pueden triunfar los influyentes". Esos triunfos, objeto de una democracia integral, también significan acumulación de capital en los que logran el éxito. Entonces, pues, ¿en qué momento esa acumulación es moral y en qué momento deja de serlo?

Hoy por hoy, las reglas del juego han sido tales que se han traducido en riqueza por acumulación en los que la tienen. En la medida en que no se puedan probar ilícitos, un nuevo sistema tiene que partir del respeto a esas fortunas, por groseras que nos parezcan, pero, en todo momento, bajo una estricta promoción de la democracia integral.

La señora Dresser empieza su discurso hablando de los muchos mexicanos que tienen la mano extendida para ver qué les caerá. El régimen antiguo, al cual quisiera regresar López Obrador, fue el generador de esa actitud. El panismo en modo alguno puede jamás ser interpretado como tratando de lograr lo mismo. De hecho, la falta de consolidación electoral del panismo es consecuencia directa de su enemistad con el clientelismo. Es realmente una proesa de progreso nacional el haber logrado ese 35% (que está ahora creciendo) que ya comienza a ver la diferencia entre el panismo y lo anterior.

Y hablando de "diferencias", éste es otro detalle que se le escapa a la Dresser, por sencilla falta de deseo de verlo. Ella está también inmersa en la masa que perdió los puntos finos que hacen al panismo totalmente diferente al priísmo y al perredismo que sugiere el señor López. Los grandes esfuerzos mediáticos del priísmo agonizante por tratar de lanzar el mensaje generalizado de que las figuras del panismo son "más de lo mismo" (con respecto a las figuras del priísmo), han dado el resultado de la confusión muy lamentable existente entre el ciudadano mexicano, al cual le han hecho creer que "todos los políticos son iguales".

No, conciudadanos, los políticos mexicanos del PAN son muy diferentes a los políticos del PRI y del PRD. Hay diferencias fundamentales que generan resultados a la vista en la calidad administrativa de las entidades gobernadas por el panismo. Lo más triste es que la "clase política" priitizada abunda y en la primera oportunidad comienza a invadir el territorio del panismo, como lo hemos podido ver cuando pasa un tiempo en que el panismo obtiene victorias electorales.

Éste es el vídeo. Verlo con inteligencia y siempre recordando que esta mujer apoyó a López en contra de Calderón y sigue creyendo que la elección del 2006 no fue tan "limpia":



También he producido este vídeo para comentar algunos puntos del vídeo de la señora Dresser:

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