El que ataca porque la votación no le favorece es un delincuente.
Todo parece ser totalmente inútil: la gente del PRD, los de la FAP, en fin, la gente que ha quedado ya hipnotizada, cegada por la imagen facial de facto de la mujer de apellido Sheinbaun por el hombre del pelo cenizo de apellido López, ya no puede concebir otra acción correcta que la de destruir a México. Ellos ya están convencidos de que todo en México está mal, y, por lo tanto, todo puede ser destruido para que después, ellos o gente como ellos, lo vuelvan a construir mejor. Sin embargo, a pesar de que han enviado las instituciones al diablo, no quieren que la institución PEMEX cambie. Esta institución no se puede ir ni al diablo ni al cordero, según ellos. Es la diosa sagrada. Ésta tiene que quedarse exactamente como está, y, lógico, todas las demás se deben o se pueden ir al diablo. Claro, nada de eso tiene lógica, y menos cuando lo que se pretende es hacer un país mejor. La actuación de eso que hoy le están llamando la "izquierda mexicana" es algo así como una caricatura